sábado, mayo 17, 2008

El gimansio, mi compañero

Voy al gimnasio todos los días buscando reconfortar mi cuerpo y mi espíritu de las largas jornadas laborales diarias; voy al gimnasio para evitar que mis pensamientos me embriaguen y que solo en mi casa muera consumido por ellos. Pero no niego que también voy porque fuera de que me gusta ver cómo mi cuerpo reacciona con ejercicios extenuantes, me gusta mucho más ver cómo reaccionan los cuerpos de aquellos que me acompañan todas las noches en esa masa de sudor y carne.

Mi rutina empieza en una caminadora que poco a poco se vuelve corredora. Está ubicada justo en frente de un gran ventanal y pareciera que tanto ella como yo estuviéramos viendo todas las noches ese cielo estrellado/nublado donde todas las rabias, dolores, angustias y pesares son recibidos para que al ser acumulados desaparezcan lentamente. Me conecto a mi Ipod y entre los acordes y cadencias de She Wants Revenge, The Knife, Erik Satie, Depeche Mode, Béla Bartók, The Cure, mis penas van liberándose y confundiéndose entre los deseos del gordito de al lado por llegar a ser tan flaco como el que está en la elíptica de en frente, entre la preocupación del Hulk vecino porque anoche no terminó de hacer toda su rutina y hoy ya ha debido perder más de 200 gramos de peso, entre el temor de la señora de edad del otro lado que hace muy poco le diagnosticaron una deficiencia cardiaca y le exigieron que por lo menos debía hacer dos horas diarias de ejercicio moderado…

30 minutos pasan y mis piernas piden algo de descanso, el sudor de mi frente también pide ser secado, mi garganta ansiosa pide solo un poco de agua. Dejo sola a la corredora que continuará esperando que vuelva a aparecer otro confidente con el que también pueda compartir sus pesares.

Bajo buscando tener tal conexión con las máquinas y las pesas para que permitan seguir liberándome y al mismo tiempo hagan que mis músculos crezcan para que mi apariencia externa sea una breve introducción a lo que internamente quiere darse a conocer (sin necesidad de que quiera darse a entender). Mis miradas ya no se centran en el cielo confesor; empiezan a perderse y distraerse en los cuerpos de todos los que están sobre esforzando cada una de las tuercas, cada uno de los cables, de las máquinas moldeadoras de cuerpos.

No puedo evitar dejar de ver cómo se escurre lentamente una gota de sudor desde la frente de él, que al estar concentrado en sus bíceps no siente cómo ésta sigue su lento trayecto por su enorme y venoso cuello y continúa bajando por sus muy gigantes pectorales bien bronceados hasta terminar absorbiéndose por esa camisa verde clara que le queda tan precisa y justa para que todo su delicioso torso pueda ser morboseado por alguien como yo. Me encanta ver cómo quedan sus brazos tan grandes y marcados cuando termina una serie levantando una de esas pesas tan grandes, que creo que en un día de estos van a hacer destrozar un brazo de alguien, haciendo volar huesos, sangre y tendones por todo el espacio del gimnasio. Me encanta verlo agachar cuando está haciendo sentadillas porque las líneas de su ropa interior se marcan sutilmente sobre su sudadera y su bien trabajado trasero muestra todo su esplendor. Me encanta verlo hablar con algunos de sus compañeros de rutina de cómo han crecido sus brazos, de cómo se han marcado sus abdominales, de qué deben seguir haciendo para sencillamente sentirse los dueños del mundo con sus cuerpos.

Curiosamente, una de aquellas noches de copas y de rumba, lo ví saltando de acá para allá con sus mismas camiseticas pegadas con las que únicamente quiere poner a volar el morbo de los muchos hombres que estaban al acecho esa noche. Yo no me acerqué, yo solo seguí mirándolo tal como lo hago en el gimnasio. Me reía simplemente.

No sé si el se dio cuenta que estuvimos en el mismo sitio el sábado pasado pero el siguiente lunes que lo ví, supe el por qué de sus grandes músculos: ser un motivo de provocación explícito para hombres.

Casualmente ese día salimos casi al mismo tiempo del gimnasio. Yo caminaba lentamente por la ciudad, que a esa hora de la noche no pretende ser agradable; los olores acumulados por la cantidad de basuras de conjuntos y restaurantes crean una imagen mental de la devastación que hacemos inconscientemente en el día… Yo sabía que el iba atrás mío hablando con unos de sus colegas. Apagué mi Ipod y deje que sus palabras llegaran a mí. Empezaron a entrar a mi cabeza frases machistas típicas “uy pero el culo de esa vieja está una delicia”, “va a ver que mañana se la presento”, “yo estoy que me la echo”. Yo sólo me reía. Luego de varias cuadras frías, oscuras y hasta interminables, oí que se despedía de su amigo y de pronto, me ví bajando por la misma calle con él. Mi timidez me invadió y fue necesario cambiarme de andén. Dejé que siguiera un poco adelante para poderle echar miraditas desde el otro andén. Pasos adelante y con mi mirada fijada en él, finalmente volteó a observarme y se percató de cómo mis ojos lo recorrían. Seguimos en el juego de miradas intensas hasta que tuve que voltear por la próxima esquina a mi casa. No fuimos sino capaces de quedarnos en miradas.

Días después y con nuevas miradas casuales en el gimnasio supe que de pronto podía llegar a un algo de lo que no estoy seguro qué puede llegar a ser. En este momento realmente creo que no quiero nada, pero si simplemente se dá por qué no lo aceptaría? Veo muy difícil llegar a dejar mi timidez de lado…

lunes, mayo 12, 2008

Miguel Ángel Rojas

Quiero compartir algunas fotos de las obras presentadas en la exposición Objetivo-Subjetivo de Miguel Ángel Rojas. Tienen un sentido voyeur exquisito. Fueron tomadas en baños públicos en la Bogotá de mediados del siglo XX; a mi parecer buscaba reivindicar su "diferencia" y mostrarla sin tapujos en una sociedad que aún no era capaz de reconocer cierta diversidad. Posiblemente, en su momento fue controversial, pero ahora es un testimonio gráfico explícito de cómo se abrió a la sociedad dándole un valor adicional a la forma de "vivir su vida".

Me pregunto (y todavía con la idea de mi pasado post "Con mis amigos compañeros laborales" rondando en mi cabeza) , ¿ahora, hoy, cómo podremos mostrar a la sociedad cómo es nuestro normal vivir y romper los miles de estigmas que nos persiguen y hasta a veces nos condenan? Por mi parte, montaré una exposición (!!!).




Miguel Ángel Rojas - Fotografías de la exposición Objetivo-Subjetivo. Sala de Exposiciones Temporales Banco de la República de Colombia, Bogotá 2008.

domingo, mayo 11, 2008

Con mis amigos compañeros laborales

En alguno de mis pasados post les conté que no estaba muy contento con mi carrera profesional ya que el medio laboral no ha sido de mi total agrado. Actualmente trabajo en una empresa constructora de escala media. Como tenemos varias obras a nivel nacional, en Bogotá sólo está la sede administrativa que cuenta con muy pocos empleados. Entre ellos he tenido empatía con la coordinadora administrativa (la Sra. R), la coordinadora financiera (La Sra. M) y el contador (el Sr. A) y en este momento existe un lazo de amistad muy fuerte que creo es lo único que mantiene contento con mi situación laboral. Si no los tuviera a ellos, si no fuera por el ambiente laboral que creamos entre nosotros, creo que hace mucho ya huviera renunciado.

Por casualidades varias, ellos se enteraron que yo soy gay. Al principio pensé que todo iba a cambiar porque las Sras. M y R son madres de familias un poco clásicas y el Sr. A, ad portas de un matrimonio bajo unos estándares también clásicos. Pero no, nuestra amistad tomó un nuevo giro y mantenemos un lazo afectivo real.

En unos de esos viernes de copas salieron al aire algunas dudas al respecto de mi "estilo de vida". La confianza con ellos es tal que sabemos que podemos hablar de casi cualquier tema. Depronto, el Sr. A me soltó una pregunta que me dejó algo aturdido: bueno Gus, me imagino que entre ustedes, entre dos hombres que se gustan, no existe eso del romanticismo y el enamoramiento para llegar a decir que son novios cierto? porque según lo que dicen, sólo deben entenderse sexualmente y listo, para que se consideren como pareja. Quedé realmente sorprendido y miré también a las Sras. M y R buscando una reacción, pero comprendí que por sus expresiones también tenían la misma impresión que el Sr. A. Yo no sabía cómo reaccionar, si con una mueca de desprecio, un grito ofensivo o algo que hiciera notar que me había molestado y dolido un poco. Pero me calmé y entendí que depronto ellos al estar tan alejados del tema, tenían una idea sesgada de nuestro mundo. Con mucha calma les expliqué que como muchos heterosexuales podemos ser muy románticos y especiales con una persona con la que queremos una relación o con la que estamos empezando un noviazgo. Les dí muchos ejemplos de lo que yo he llegado a hacer cuando estoy enamorando a alguien, les conté de mil situaciones especiales con las que le dí a entender a mis exnovios que los amaba, les narré muchos capítulos en los que considero que he llegado a ser más que romántico con esas personas a las que he amado, entregándome por completo en alma y corazón. Al final creo que logré mi propósito de quitar ese estigma tan marcado que los homosexuales tenemos en relación con el sexo y con la supuesta vida de excesos que todos llevamos: La Sra. M (que cabe mencionar que tiene aproximadamente 50 años) me abrazó, me dio un pico en la mejilla y me dijo mañana mismo me separo para que nos cuadremos Gus.

Me gustaría que algún día la gente deje a un lado todos esos preceptos que tienen con los homosexuales; que tal como los heterosexuales merecemos una oportunidad para darnos a conocer sin que desde un principio tengan en su cabeza las ideas de libertinaje, sexo, excesos, vanalidad, superficialidad...

Les dejo a su opinión el cómo hacerlo. Creo que en mi caso fue muy bueno que mis compañeros de oficina supieran que soy gay y que al contarles cómo era mi vida sentimental y romántica rompieran con esa cadena de estigmas que los homosexuales nos ha tocado cargar. Les dí a
entender que somos tan o más diversos que los heterosexuales.

Notas al Pie

- Mil gracias por los comentarios de los Srs. Joker, Quike, Milo Gasa y Monchis en mi pasado post. Son ustedes los que mantienen mi lazo a esta experiencia blogera tan gratificante.

- He abierto en mi profile el canal para que si alguien está interesado en contactarme vía mail lo haga.

- Quería aprovechar para hacerle publicidad a la gran cantidad de exposiciones artísticas que están abiertas por estos días en Bogotá. La recomendada de esta semana es el Salón de Jóvenes Artistas - Premio Fernando Botero 2008 en el Claustro de La Enseñanza (Calle 72 abajo de la Séptima). Muy interesante las nuevas propuestas artísticas y en especial la ganadora "Desapariciones forzadas" de Jhon Aguasco, un video muy particular que si alguien tiene la oportunidad de verlo me gustaría discutirlo (prometo que en mi próximo post haré alguna crítica al respecto). Les dejo un link donde pueden encontrar información al respecto del ganador: http://www.cartauniversitaria.unal.edu.co/ediciones/33/11carta.html



Jhon Aguasaco y su obra "Desaparaciones forzadas" - Universidad Nacional de Colombia, Unimedios

viernes, mayo 02, 2008

Semejante a Un Bosque le ganó a P.S. I Love You

En uno de mis pasados post les dije que P.S. I Love You merecía otro post. Pero me he arrepentido. Más pudo uno de los Cuentos Poloneses que hace muy poco leí, que esta típica película romanticoide gringa. Tengo que dejar en claro que sólo por las delicias de Gerad Butler y Jeffrey Dean Morgan se salva la peliculita (ah! por si algo, así es que me encantan los tipos, si alguien tiene algún parecido o si conocen a algún amigo como igual, que esté solito y que busque a un niño bien querido, estoy recibiendo hojas de vida jajajajaj).

Bueno como les comentaba, en el libro que hace poco compré Cuentos Poloneses (y del que les narré la historia de cómo lo conseguí en mi post La vida sigue...) encontré el cuento Semejante a un Bosque de Jerzy Andrzejewski. Pues mi imaginación voyeurista ha sabido volar con este cuentico. Voy a copiarles los segmentos más interesantess del cuento y a crear un paralelo con una aventurilla fantasiosa mía. Vamos a ver cómo me va, espero que les guste...

El 28 de marzo los muchachos eran ya seis. Jugaron con el balón hasta el crepúsculo. Sus gritos hacían que se me erizaran los pelos, me ardían los lóbulos de las orejas, como si estuvieran en llamas... Creo que de aquella manera deben haber chillado los cerdos del Evangelio cuando fueron poseídos por los demonios. Pero el 29 apareció él. Lo juzgué unos años mayor que los demás. Usaba también sandalias, pero en vez de los pantalones de pana que los demás usaban, llevaba unos de vaquero estrechos, que se le ceñían a las piernas y una camisa a cuadros también algo pegada. (...) Desde el primer momento observé que él, Michal, gozaba entre sus compañeros de gran autoridad ya que era un muy buen jugador, un magnífico jugador de fútbol, siempre jugando a la ofensiva. (...) Siguiendo las varias fases del juego había aprendido a prever casi infaliblemente el momento en que sus gritos se harían más fuertes, y por sus piernas, adivinaba la intensidad de la pasión que aquellos muchachos universitarios ponían en el juego. Esas piernas malditamente robustas.

(Imaginaba yo estar mirando ese partido tras la cortina de mi apartamento, imaginaba yo estar mirando esos universitarios jugando fútbol con sus robustas piernas... Y al tipo nuevo con sus vaqueros estrechos y su camisa de cuadros. A Michal con ese paquete gigante que se le debe forrar con esos vaqueros. Todo altanero cuando llegó a dirigir todo el grupito de niños escandalosos. El jefe del equipo. Detrás de la cortina de mi apartamento quería ver más; quería ver el momento en el que Michal hiciera un gol y fuera a celebrar con los de su equipo y en medio de la celebración quería ver que sutilmente con su mano abrazara más de lo debido a uno de sus compañeros, pasara lentamente su mano por las nalgas robustas del otro, dejara un leve beso en la mejilla del otro... Quería también ver qué pasaba al final del partido: como todos se reunían a hablar mientras se cambiaban su ropa completamente sudada por la larga jornada de juego. Algo que siempre me ha gustado y que pone mis hormonas a volar, es ver un grupillo de tipos cambiándose y entre risas, vulgaridades y gritos algunos tocándose o simplemente viendo qué tienen sus compañeros ocultos bajo su ropa usual.)

Michal estaba muy cerca de mi ventana con las manos en los bolsillos, perfectamente indiferente, y aunque advirtió que estaba abierta la ventana, no se dignó mirar hacia aquella dirección. Buenos días Michal, le dije, Te llamas así, verdad? Esta vez se volvió a mirarme, aunque sin prisa y sin la menor sombra de interés. Tuve que sentarme en el antepecho de la ventana, pues aunque mantenía una calma perfecta y una tensión espiritual, era a costa de un desagradable temblor en las piernas. Parecía que mis rodillas estuviesen hechas de mantequilla.

(Ya había usmeado tanto a Michal que me lo conocía de memoría. Sabía a qué horas llegaba, sabía cómo se cambiaba para iniciar su juego, sabía ya que pantalonetas usaba y tenía ya varias favoritas con las que mejor se le veían las piernas, su delicioso trasero y su increíble paquete. Aunque no alcanzaba a ver en detalle la ropa interior que usaba, sabía cuál era la que más me gustaba porque dejaba ver claramente su verga gigante que escondía bajo sus pantalonetas. Sus movimientos dejaban ver qué tan rápido y tan ágil podía ser para todo. Quería ya su cuerpo lleno de sudor no en la cancha sino en mi cama, donde jugaríamos el mejor de los partidos... No aguanté más y quería encontrar alguna forma para hablarle, quería hacerle saber que yo era uno de los hinchas más especiales y que le podía tener un premio muy interesante...)

Tengo un favor que pedirte Michal, me parece que que tú eres el mayor de tus compañeros y por eso me dirijo a tí; a mí, naturalmente, tus partidos no me producen el menor fastidio, pero a mis vecinos sí, no podrían jugar un poco más lejos de aquí? Michal dijo, No, aquí es mejor. Comprendí inmediatamente que consideraba cerrada la discusión sobre ese punto, por lo que, de pronto, siguiendo mi plan, pasé a la ofensiva: Michal, te agradan los pájaros? Creí que iba a sorprenderlo, pero no fue así. No entiendo, dijo. Cómo que no entiedes? Simplemente te pregunto si te gustan los pájaros. Por qué debían de gustarme? dijo Michal. Lástima. Por qué? Porque pensaba que te gustarían. No, no me gustan, deberían gustarme? Dije lentamente, buscando no dejarlo ir: Has oído hablar alguna vez del ave del paraíso? Una ave bella y rarísima que vive en Nueva Guinea. Usted la ha visto? dijo Michal. Antes de que hubiese tenido tiempo de responder, los amigos aparecieron en el patio. En mis planes, había contado con esta posibilidad, y había previsto en consecuencia numerosas dificultades, pero ahora podría alegrarme de que se presentasen cuando aquel canalla había mordido ya el anzuelo.

(Cabe aquí decirles mis queridos lectores que muy vivo y cómico el Sr. Jerzy hacer tan ilustrativo símil del ave del paraíso para atraer a Michal a las tentanciones del voyeurista jajajaja; bueno sigo con mi cuento paralelo: Pues sí, cayó Michal con el cuento del ave del paraíso y me alegra tanto el que haya caído ya que sembré la curiosidad por tan querida ave. Me encantó cómo me respondió, todo alzadito, todo sin darme importancia, pero finalmente dejó ver también su interés. Ahora espero que siga intrigado y un día de ésos venga a preguntar a la maravillosa ave, venga a decirme que la quiera ver y conocer. Que venga, después de uno de sus partidos, bien cansado, bien sudado, bien ajetreado, para que el ave del paraíso esté muy dispuesta a conocerlo)

Días después me permití abrir nuevamente la ventana y echar una ojeada al bribonzuelo. Tenía los ojos fijos en mí. Le veía el rostro esclarecido; los ojos parecían más claros, límpidos y plenos de una luz cálida. No pude dejar de reconocer que en aquel instante era casi bello. Dónde está? me preguntó Michal. Indiqué con la mano hacia el interior del apartamento. En la otra habitación. Te la mostráría de buena gana, pero con certeza duerme. Antes de que lleguen ustedes cubro siempre la jaula con una tela negra para que duerma. Desgraciadamente se despierta con frecuencia. (...) Por la mañana duerme? No, le dije a Michal, Por la mañana hay silencio y es el momento en que se siente mejor. Si usted quiere, dijo Michal con voz indiferente y como si no se dirigiese a mí, podría venir mañana temprano.

(Llegó por la mañana casi medio día, vestido normalmente, con su morral universitario pero con todas las ganas de conocer el ave del paraíso. Yo completamente anonadado no sabía cómo iba a suceder todo. Abrí la puerta y en ese momento supe por lo que iba. Su risa pícara y su caminar lento con las manos en los bolsillos lo delataron completamente. No aguardó a que pasáramos del umbral de la puerta cuando me tenía agarrado por la espalda, con sus grandes brazos, y con sus ágiles y fuertes manos rápidamente buscó mi ave del paraiso. No resistí decirle que primero lo quería ver tal como simpre lo había visto y morboseado: con su "uniforme" de jugar fútbol. Se quitó los pantalones y encontré una de mis pantalonetas favoritas; sus piernas eran más grandes de lo que simpre había creido, su paquete también. Aunque no quería por completo desvestirlo, no aguanté quitarle todo para gozar por completo todo su ser. Piernas, culo, brazos, pecho, verga... Todo era tan delicioso como me lo imaginé y todo lo que había morboseado estaba únicamente para mí en mi cama. Sudó más de lo que siempre había visto que sudaba, se resbaló y me resbalé en su cuerpo mucho más fácil de lo que él y sus compañeros se resbalaban en el barro de la cancha en eso días lluviosos. Quedó más exhausto de los dos tiempos de un partido más penales. Al final siendo ya casi las cuatro de la tarde, creo que ambos quedamos contentos con los marcadores, fueron tantos goles y tantas las jugadas magistrales que ni final de mundial de fútbol. Me dejó en la cama, salió en pantaloneta porque ya iba a inciar el partido con sus compañeros; a ellos sólo les iba a decir que de ahora en adelante iba a entrenar siempre antes de empezar el partido y que no se les fuera a hacer extraño que llegara ya algo cansado y un poco sudado.)

Notas Al Pie

- Gracias a todos por sus comentarios. No saben cuánto me alegra que compartan conmigo lo que escribo en estos tiempos de "proceso".

- Gracias al Sr. Monchis, todos sus comentarios han sido muy interesantes. Casi todos son consejos únicos. Me alegra saber que te gusta lo que escribo y seguiré esforzándome en lo que escribo para contar con tus consejos y tus puntos de vista.

- Quiero confesar que este post está dedicado en parte al Sr. Milo Gasa. Creo que entre líneas dejo conocer alguito de las otras 50 cosas (un poco más picantes) para que me conozcan mejor. Ola, deja que llevo muy poco tiempo en la blogesfera... Necesito algo más de confianza para darle picante a esto!

- Gracias al Sr. Adrian por sus buenas recomendaciones. Voyeuristas como yo saben disfrutarlas.

- Y nuevamente gracias al Sr. Joker; me gustaría saber en qué cosas no coincidimos. Y pues ojalá un día de estos nos encontremos en Transmi carajo!

- Mis sinceras disculpas al Sr. Jerzy Andrzejewski ya que ultrajé su cuento y en algunas cosas lo modifiqué para que mis queridos colegas blogeros tuvieran una mejor perspectiva sin tener que transcribirlo completamente. La bibliografía: Cuentos Poloneses, Antología. Instituto Colombiano de Cultura, Ministerio de Educación Nacional. Bogotá, 1974.

jueves, mayo 01, 2008

Las 50 para que me conozcan mejor

Bueno, siguiendo los pasos de algunos de mis queridos bloggeros, aquí van 50 frases/divagaciones/pensamientos o lo que a ustedes mejor les parezca, con las que puedo llegar a que me conozcan mejor. No son las 100 oficiales ya que prefiero que las otras 50 la descubra la persona que quiera conocer más de mí…

  • No mato a ningún animal, sólo algunos zancudos vagabundos que les gusta mi sangre cuando estoy en tierra caliente.
  • Le tengo pavor a los retenes policiales y militares. Me tiembla la voz, me tiemblan las piernas, se me caen los papeles… Pasaría perfectamente por el asesino que están buscando.
  • Me encanta cocinar y siempre espero que quien come lo que cocino sepa que estoy entregando un pedacito también de mí.
  • No sé por qué la primera impresión que las personas tienen de mí es que soy algo antipático y hasta prepotente. Solamente oculto mi timidez con algo de seriedad.
  • Tengo amigas que me duplican o triplican en edad.
  • He pensado muchas veces volverme vegetariano, sólo por el hecho de pensar en cómo mataron a lo que me estoy comiendo.
  • Confieso que se me han escurrido lágrimas frente algunas obras de arte, en pleno museo. Confieso que no se el por qué de ésto.
  • No me resisto a pararme y salir de una obra de teatro, de un concierto o de una película que no me guste.
  • Creo que soy algo, como dice mi mamá, alegiche. Cuando las cosas no están bien y tengo todos los argumentos para discutir por algo, no dudo en hacerlo.
  • Me equivoqué de carrera profesional o no he encontrado un trabajo que me llene completamente.
  • Hice una especialización que no está dentro de mi área profesional y me encantó, pero no me ha servido de mucho.
  • Detesto la burocracia de las entidades públicas y sus funcionarios con los que trabajo, eso es lo que me tiene más aburrido de mi carrera profesional.
  • He rechazado trabajos porque la oficina donde estaría mi puesto de trabajo no tiene ventanas al exterior con una “panorámica” aceptable.
  • Me encanta tomar tinto con chontaduro en tierra caliente.
  • En mi maleta de todos los días no falta una sombrilla, un libro o una revista, mis inhaladores para el asma y el ipod.
  • Desde que estaba en el colegio nado, pero desafortunadamente por mis problemas bronquiales me tocó cambiar la natación por el gimnasio.
  • Me gusta caminar bajo la lluvia con mi sombrilla.
  • Me gusta caminar mirando la particular arquitectura bogotana.
  • No me gusta el olor toda la basura que restaurantes y conjuntos cerrados acumulan en los andenes para que el camión de la basura los recoja por la noche cuando voy de camino del gimnasio a la casa. Me duele pensar todo el daño que con la basura le hacemos a la Madre Tierra.
  • Una de mis frustraciones: no saber cantar.
  • Que físicamente cómo me gustan los tipos? Mmm difícil. Menores que yo, mayores que yo. Eso sí que no sean flacos, que tengan buen cuerpo y hasta un poco gorditos. Cara muy bonita; dedos largos; pies con pelos por encima; velludos; con lunares; cejas pobladas; con hueco en el mentón y en los cachetes cuando se ríen, y bueno ya que estoy desvariando.
  • Que intelectualmente cómo me gustan los tipos? Mmm creo que más difícil aún. Tienen que seguir la cuerda de mis rollos para pegarse una enredada peor.
  • Que sentimentalmente cómo me gustan los tipos? Mmm creo que con que una persona sea auténtica, buena y correcta todo lo demás puede llegar a ser coherente.
  • Me hubiera gustado ser el que le pasaba los pinceles a Gustav Klimt.
  • Me encanta el anonimato de los blogs.
  • He conocido que el amor no es sólo uno. Tiene mil facetas y puede estar en mil personas.
  • He tenido amigas que quieren tirar conmigo sabiendo que soy gay. Eso es de las pocas cosas que me da miedo.
  • Me gusta bailar pero no pegado. Solo si es algo muy romántico, como una balada muy vieja.
  • No me gusta celebrar mi cumpleaños pero sí que me regalen cosas inesperadas.
  • Uno de mis fetiches, el voyeurismo. Espiar a mis vecinos por las ventanas es uno de mis deportes favoritos. Pero me gusta más ver a que me vean.
  • Gafas de sol más para mirar en detalle a tipos buenos que para que me protejan de los rayos solares.
  • Siempre he querido subir de mis 60 kg, pero nada que lo logro. Algún consejo?
  • Me encanta la parafernalia del catolicismo pero no su religión.
  • Me encanta estudiar; me hace feliz estudiar; si pudiera viviría estudiando y no trabajando.
  • Me gusta comer rico pero no tanto, creo que el tamaño de mi estómago es muy pequeño.
  • No puedo con la comida de la calle. Siempre creo que puedo salir intoxicado, entonces la evito.
  • Descartadas las personas que no me miran directamente a los ojos cuando les hablo o me están hablando.
  • Me encanta viajar en plan mochilero.
  • No me gustan las celebraciones comerciales: Navidad, Día de la Madre, Día del padre, Día del Amor y la Amistad, sólo Halloween. Si quiero dar un regalo lo doy cuando no “toca” darlo.
  • Detesto manejar en Bogotá. Si lo hiciera ya estaría en un manicomio. No hay nada como la tranquilidad cuando me monto en Transmilenio y no se qué está pasando adelante del bus.
  • Detesto madrugar, prefiero trasnochar.
  • Desde muy pequeño he leído y una de las herencias más importantes que me dejaron mis abuelos fueron sus libros.
  • Creo que para tener sexo con alguien tengo que saber más que su nombre.
  • Dolor físico más insoportable, cuando tenía braquets y me los apretaban. Deprimente.
  • Me gusta mucho tomar pero no en exceso.
  • Me es difícil decir cuál es mi libro favorito, cuál es mi música favorita, cuál es mi artista favorito, cuál es mi película favorita, etc. Tengo muchas cosas que realmente me gustan y me han llegado (no sé si decir al corazón porque me parece cursi).
  • Vivo con mi hermano, amo a mi hermano, es mi gran confidente y compañero.
  • Tengo muy pocos amigos y amigas de verdad y creo que puedo dar la vida por ellos.
  • Veo muy poca televisión. Aborrezco las novelas colombianas. Veo muy pocas series gringas y me duermo siempre con alguna película de Cinemax.
  • Que en cuál reality me gustaría participar? En Amazing Race.

Bueno, si hay alguien interesado en conocer las otras 50 pues diga no más!.

De ahora en adelante voy a poner en mis posts la sección Notas Al Pie para emular las partes finales de los posts de mis queridos colegas.

Notas Al Pie

- Les cuento que estoy descansando en este puente tan largo en la casa de mis papás que queda afuera de Bogotá. Esperaré en estos días de recogimiento regalarles otras historias que tengo por ahí pendientes.

- Mil gracias a todos los que me han dejado comentarios. En especial al Sr. Joker quien ha sido "mi primera vez" en estos asuntos de blogs.