sábado, marzo 27, 2010

Don Juan

Dirigida por Aleksandar Popovski
The Theater of the Navigator Cvetko – Macedonia


Quise ir a esta obra para comparar el maravilloso Don Juan de Omar Porras al que fui hace 4 años. Toda comparación es odiosa, pero necesaria. Esta versión un fraude total; con razón medio teatro no estaba vendido.

Nuevamente la barrera del idioma: macedonio. Creo que el público –me incluyo- estamos cansados de pésimas traducción subtituladas ó de obras en idiomas no romances con diálogos muy extensos y pesados. Los organizadores del festival no les han bastado 12 versiones para que se den cuenta de ello.

Pero no quiero por ahora criticar al festival, hay mucha tela que cortar con esta obra. El elenco fatal; creo que la idea popular de Don Juan es el de una persona muy atractiva con toda la capacidad física, intelectual, sentimental para cautivar todo tipo de seres humanos… Pues Nikola Ristanovski creo que es la antípoda de ese Don Juan: físicamente nada atractivo, nada fuerte –casi se hernia al levantar a una de sus pretendientes- se resbalaba en el escenario, chocaba con la escenografía… Me impresiono que detestara su cuerpo, fue muy tímido, no logro estar desnudo en escena, se tapó sus genitales en la única escena donde quería representar sus dotes histriónicas sexuales… Esto creo que demuestra que no es buen actor, no reconocer su cuerpo y ser éste un impedimento para un buen actuar. Creo el director pudo haber conseguido un mejor Don Juan ahí en la Cra. 13 saliendo a una cuadra del Teatro Libre. Sgnarell fiel acompañante y compinche de Don Juan, interpretado por una mujer… No sé si el director quería volvernos misóginos. Bueno y ni se diga de las pretendientes, amantes y enemigas de Don Juan…

El director como que había leído a Artaud la semana pasada, hace un mes fue a alguna adaptación de Beckett ó Brecht y pensó como “qué chévere voy a meter algo de esto en la obra que voy a llevar a Colombia, eso seguro por allá ni lo conocen”. Entonces puso arenita en el escenario –con la que todos los actores se enredaron e hicieron aún más torpe su actuación-, creó una superficie convexa para que los actores se incomodaran de sobremanera, hizo que los actores chillaran y gritaran descontroladamente, utilizó una maleta como barca, como silla, como tumba… Hizo que Don Juan se adentrara en el público, que le hablara a la gente (claro, debió pensar el director que eso era lo último en la moda de lo que es el teatro). Utilizó una calavera humana para referenciar a un personaje y en un momento dado pensé que Don Juan la iba a tomar en su mano e iba a decir la célebre frase! Lástima, no lo hizo, hubiera yo soltado la que carcajada (no dudo que el director lo haya pensado). Y una de las peores cosas, la música! Mezcló a Carmina Burana con Guns N’Roses, Chopin con alguna canción pop tipo Lady Gaga!

A los 20 minutos ya me estaba alistando para salir despavorido, pero más fue el morbo de ver el desastre de esta obra y me quedé hasta el final. 120 minutos de desdicha! Me rascaba la barba, me cogía la cabeza, me reía, mi cabeza autómata se movía señalando un no vergonzoso… Me divertí viendo al público, todos estaban concentrados leyendo los subtítulos y creo que ignoraban la hecatombe en las tablas. Se reían segundos después de alguna farsa cómica de los actores cuando lograban entenderla de los subtítulos atrasados.

Al final los actores fueron los que salieron aplaudiendo… y el público muy parcamente los siguió. Por ahí se pararon a aplaudirlos uno que otro espectador, que seguramente horas antes seguramente se habían orinado con la película ¿Y dónde están los Morgan?

Bueno, logré mi cometido, hacer la odiosa comparación. Me quedo una y mil veces con el Don Juan de Omar Porras, ojalá Popovski pueda verla y refute mis críticas. Y ojalá pueda dar un paso más allá al teatro universitario que está haciendo.

Me quedó la sensación de que todos estos macedonios vinieron de vacaciones a Colombia, montaron una obrita una semana antes y ahora lo están pasando de lo bueno: comida, trago, diversión, hombres, mujeres y dicha a costa del FITB.

Imagen tomada de: http://www.festivaldeteatro.com.co/Details/Don-Juan.html?Itemid=

Crimen y Castigo

De Fedor Dostoievski
Dirigida por Diego de Brea
Teatro Mladisko - Eslovenia


En todas las obras que he presenciado del Teatro Mladisko, es común que en la primera media hora uno esté como perdido… Es difícil introducirse rápidamente en la obra y sus personajes. Esta vez no fue la excepción. Posiblemente las razones son muchas: la barrera del idioma, unos subtítulos que son creíbles únicamente cuando se alcanza a oír el nombre de algún personaje, la tendencia contemporánea de los montajes de la compañía, la particularidad del actuar escénico de Diego de Brea, la majestuosidad de los actores, en fin.

Crimen y Castigo se prestó para que con un montaje austero, unas actuaciones impresionantes, unos recursos alternos básicos pero precisos (la voz en off que vendía la idea de una voz de la conciencia, o la voz del más allá de la vieja usurera), una serie de símbolos como significantes siempre presentes (las manos teñidas de rojo de Rodion, el hacha con la que mató a la usurera y su frecuente sonido seco, el incensario u hornilla humeante), la deconstrucción de los pocos elementos que conformaban la escenografía y que complementaban el actuar de los personajes –dando una idea de un pensado teatro del absurdo- se creara una muy adaptación con la que Dostoievski seguramente se sintió a gusto.

A mi parecer, los personajes interiorizan todos los conceptos en los que la obra tiene sus pilares: moralidad, crimen justificado, reclusión sentimental, arrepentimiento, venganza, rencor, tristeza. Matija Vastl encargado de darle vida a Rodion ejemplifica justamente a aquel que al creerse un ser superior tiene el derecho de asesinar sin cargar una culpa moral que otros mortales si debieran tener. Matija se transforma increíblemente en escena de ese hedonista moral en la persona que muere internamente por el conflicto que generó su actuar asesino con sus contradicciones éticas y morales.

Una obra pesada, dos horas en las que los sentidos y la concentración están permanentemente al servicio de lo que está sucediendo en las tablas. La obra no da tiempo de bostezar ni suspirar buscando que tenga un sentido que puede ser asimilado creando cuestionamientos en el público.

La gente no se salió pero si ví uno que otro que estaba cabeceando. Al final, muchos nos paramos y aplaudimos por largo rato, queriendo decirles que vuelvan, que sigan siendo parte del festival, que nos emebelzan con obras como la Reina Margot ó Sueño de una Noche de Verano…

Imagen tomada de: http://www.festivaldeteatro.com.co/Details/Crimen-y-Castigo.html?Itemid=

jueves, marzo 25, 2010

La Ópera de los Tres Centavos

De Bertold Brecht
Dirigida por Carolina Vivas Ferreira
Umbral Teatro



Confieso que tuve mis grandes dudas cuando compré esta boleta. Brecht, ópera, grupo colombiano… Ahora, pocas horas después de haber salido del teatro, sigo completamente emocionado (y a la vez exhausto) de haber logrado una conexión tan profunda con todos sus elementos. Es un fenómeno muy común (creo yo) que genera el festival: en el variado repertorio internacional (que el público cree de la mejor calidad y que en muchas ocasiones no lo ha sido) se cola una que otra obra colombiana de grupos que no tenemos en nuestra consideración y que al parecer no tienen cierta relevancia –es triste saber que conozca más de Peter Brook, Bob Wilson, Mladisko Teatro, Omar Porras que de Umbral Teatro, Teatro Libre, Mapa Teatro…- . La obra ha sido impecable. Dos horas llenas de la más limpia sensación de haber apreciado una verdadera obra de arte. Todos sus elementos giran en un remolino de perfección que es complicado destacar aspectos específicos.

Confieso que no conozco en detalle esta obra pero sí he sido espectador de muchas de las adaptaciones de Brecht y he sabido entrometerme en algunas de sus líneas. Posiblemente no estoy preparado para asegurar que es una buena adaptación, pero lo que ha hecho Umbral Teatro se sale de mis elogios y respetos. Actuación, montaje, escenografía, iluminación, MÚSICA, vestuario, trabajo vocal, supieron tejer en mí una telaraña empalagosa. Las entrañas se me retorcían cuando Jonathan, Poly, Celia, Mackie irrumpían con sus diálogos perfectamente cantados en medio de un drama maravillosamente elaborado y adaptado a una coyuntura social tan clara como la que vivimos en este momento (que puede también ser la que sirvió de inspiración a Brecht y que seguramente seguirá sirviendo a muchos más).

La ironía, el sarcasmo y el humor negro no eran explícitos; fueron entregados pequeños detalles sutiles y muy bien elaborados para que el público los encontrara a bien querer y los supiera utilizar a su antojo: lágrimas, carcajadas, mensajes, angustia, suspiros.

Puede llegar a sonar muy tonto pero si me ganara el baloto cuan feliz me sentiría en lograr apoyar a mentes tan creativas como las que lograron esta obra. Hacerles difusión, lograr mostrar al pueblo su arte, enseñar a los niños a encontrar en esto un significado profundo… Qué distintos seríamos si en vez de seguirle el paso lelamente a todas las novelas televisivas triple AAA consideráramos como elementos emotivos este tipo de montajes.

Solo puedo decir que me he llevado una de esas grandes sorpresas inusitadas. Me deja la gran responsabilidad de mirar sin displicencia el teatro colombiano, y, de pronto, llegar a ser por este medio, un abanderado de las buenas obras que muchas veces quedan ocultas por espejismos de calidad como los que solemos ver vanagloriándose con el apoyo de entidades como el Teatro Nacional.

Tienen todos mis aplausos de pie, señores de Umbral Teatro.

Metamorfosis

De Franz Kafka
Adaptación y Dirección David Farr y Gísli Örn Gardarsson
Vesturport Theatre y Lyric Hammersmith


Con el montaje escenográfico, la obra adquiere desde el primer segundo el tinte surreal kafkiano típico. Es todo un logro de los diseñadores de escenario e iluminación plasmar de una manera tan concreta el espacio en el que Gregorio Samsa y su familia se desenvuelven en el acontecer existencialista en el que la obra está basada. Haber jugado con las perspectivas y ángulos de la sala y la habitación, ocultan y dejan pasar falencias en la adaptación a las tablas y en las actuaciones.

Es, de pronto, difícil entender dicha adaptación de la novela corta a las tablas teniendo en cuenta que el grupo es islandés. Al parecer ellos brindaron al público -en su mayoría colombiano- un significado que no fue bien entendido. No es posible ni aceptable contar con carcajadas de muchas personas del público cuando se está recreando en escena el drama existencialista más que implícito de la obra. No le veo el lado cómico ni irónico cuando la familia de Gregorio (y el propio Gregorio) se debate y cuestiona mientras se da paulatina “la” transformación inesperada.

Pero bueno, dejando de lado el actuar de un público que supongamos que por estar de moda el Festival Iberoamericano, dejó de ir al cine dominguero por gastarle el triple al teatro, la obra es aceptable. Gregorio en manos de Gísli Örn Gardarsson fue el eje central sin necesidad de un dialogo directo y participativo con los demás personajes; su expresión corporal bastó para que se entendiera su transformación sin un disfraz absurdo. El complemento musical fue único y despertó en mí la angustia, desesperación y tragedia que no lograron las actuaciones de Lucy, Greta y Hermann. Siento que la obra no se ha debido centrar en el dilema familiar sino en el personal de Gregorio, ya que el medio se podía prestar para ello.

En general la obra fue buena y creo que en conjunto logra tangencialmente el debate existencialista que va de la mano con la situación surreal que Kafka nos ha sabido entregar con Metamorfosis.

Foto tomada de: http://www.festivaldeteatro.com.co/Details/Metamorfosis.html?Itemid=

lunes, marzo 22, 2010

Silenciados

Dirigida por Gustavo del Río Prieto


Nuevamente, otro intento frustrado de buscar cómo crear otra conciencia de una sociedad discriminante en relación con otras variedades de sexo y relaciones. Gustavo y sus otros 4 compañeros de escena al parecer quisieron mostrar, recreando sucesos reales, cómo un judío gay, un activista caleño, un cura gay, un transexual guatemalteco y un simple estudiante gay fueron finalmente asesinados por sus diferencias en una sociedad poco tolerante. Si su obra quiere fomentar algo más de tolerancia en una sociedad conservadora cerrada, no lo logra porque se centra en las típicas actitudes estereotipadas -drogas, banalidad, perversión, promiscuidad- que generan repudio; si ellos consideran que esas actitudes están implícitas en el devenir LGBT han debido buscar otros recursos escénicos y actorales y no expresarlos tan directa y crudamente a como lo hicieron. A mi parecer, la obra más que generar otra mirada del tema, buscando igualdad, tolerancia y respeto, refuerzan y justifican los motivos de la discriminación.

La obra más que un recurso para trasmitir un mensaje, se queda estancada en un espectáculo barato que seguramente tiene gran acogida en un público gay que quiere ver cuerpos desnudos y que le divierte que su actuar y vivir cotidiano sea representado en las tablas.

De rescatar de la obra, algunos movimientos corporales que evocan algo de danza contemporánea (previos a contorsiones epilépticas sin sentido) y la pericia del actor que representó al transexual guatemalteco, en su experimentado dote de saber manejar tacones puntilla descendiendo de una pared vertical.

Imgen tomada de: http://sudhum.com/

sábado, marzo 20, 2010

La Última Cinta de Krapp

De Samuel Beckett
Diseñada, dirigida e interpretada por Robert Wilson


Si ayer estaba que salía corriendo del teatro, hoy casi no me puedo parar de la silla cuando acabó la obra. Terminé en un estado de perplejidad, impresión, devastación, nihilismo, emoción, angustia… Típico salpicón beckettsiano. Fue una mezcla perfecta de una escenografía viviente de mil luces matizantes, ruidos estridentes acompasados y una actuación melancólica pero completamente humana. Todo en conjunto creó una atmósfera de un significado particular para cada espectador y a la vez cada elemento individualizó un sentimiento contrastante.

Krapp materializó de la mano de Wilson esa vaga sensación de los años tardíos, que en medio de una soledad acompañada de mil mañas cotidianas muestra la cruda pero verdadera realidad del hombre: nacemos solos, morimos solo pero en el transcurso, hacemos parte. Los recuerdos, que para muchos como Krapp se convierten en una obsesión atesorable, son lo que finalmente queda. Y al volver sobre ellos, se despierta en su ser una gama de sentimientos encontrados llenos de remordimientos, de nostalgias, de pesadumbres, de anhelos, de felicidades, de supuestas alegrías…

En un encierro desesperante donde ignora un acontecer exterior, avanza y retrocede las cintas en las que con su voz dejó huellas de sus vivencias buscando posiblemente jugar con su tiempo. Se burla, ironiza, se lamenta, calla, se pierde en su voz que relata su vivir hace 30 años. Los espectadores mayores se ven ofuscados por la realidad que se encuentran de frente. Los de menos edad sienten que están atrasados porque no han logrado acumular tantas cintas como las de Krapp y dudan que logren atesorar tal número. El que buscaba divertirse con la obra, sale con la sensación de haber estado en una de las primeras películas de Buñuel: aburridas, monótonas, desesperante y hasta en blanco y negro. El que buscaba buen teatro, seguramente sale con una sonrisa irónicamente absurda sabiendo en su interior que ha logrado presenciar una de las mejores obras en su vida.

Mis cintas son éstas, que logro plasmar acá cuando los acontecimientos buscan quedarse en letras.

Imagen tomada de http://www.festivaldeteatro.com.co/Details/La-última-Cinta-de-Krapp.html?Itemid=

La Vida es Sueño

De Pedro Calderón de la Barca
Dirección Alejandro González Puche


Claro, claro no podía faltar el discursito de Samuel Moreno (alcalde de Bogotá con el índice de aceptación más bajo) en la inauguración, en el que su detestable error gramaticoléxico tampoco podía faltar –bogotanas y bogotanos, ciudadanas y ciudadanas, amigas y amigos-. Pero bueno, en el contexto de lo folclórico de la obra pasó desapercibido: Pedro Calderón de la Barca, España, representada en lengua tártara, actores veteranos herederos de la escuela rusa, teatro Jorge Eliécer Gaitán, subtítulos ininteligibles, director colombiano de honores de la Academia Rusa de Moscú…

Me sentí en la Torre de Babel. Palabras de este, ese y aquel. Una obra del Siglo de Oro Español con una introducción de violín y bayan. Lengua tártara (?). Traducción literal escabrosa y más rápida que el gesto al que se le dibujó a todo el mundo luego del primer diálogo de la obra. Susurros del de al lado y del de atrás, preguntando al compañero Has entendido?

No era la obra para la inauguración, ni para el teatro, ni para el público. Se perdieron los tres consagrados actores en el amargo sabor de los espectadores atónitos que lentamente prefirieron tomarse un septimazo. Mas que un sueño para muchos fue una pesadilla. Se entendió que el rey Basilio encierra a su hijo Segismundo por capricho de un oráculo y que luego entre sueños lo pone en el trono para descubrir que no sirve al mando, gracias al programa de $4.000 vendido por niñas con pelucas y medias rojas…

Pero bueno, esto es lo que hace al Festival Iberoamericano de Teatro único, aunque en esta ocasión haya preferido no esforzar mis ojos y salir despavorido a la Florida, a tomarme con Susana un rico chocolate santafereño.

Mañana será otro día.