En uno de mis pasados post les dije que P.S. I Love You merecía otro post. Pero me he arrepentido. Más pudo uno de los Cuentos Poloneses que hace muy poco leí, que esta típica película romanticoide gringa. Tengo que dejar en claro que sólo por las delicias de Gerad Butler y Jeffrey Dean Morgan se salva la peliculita (ah! por si algo, así es que me encantan los tipos, si alguien tiene algún parecido o si conocen a algún amigo como igual, que esté solito y que busque a un niño bien querido, estoy recibiendo hojas de vida jajajajaj).
Bueno como les comentaba, en el libro que hace poco compré Cuentos Poloneses (y del que les narré la historia de cómo lo conseguí en mi post La vida sigue...) encontré el cuento Semejante a un Bosque de Jerzy Andrzejewski. Pues mi imaginación voyeurista ha sabido volar con este cuentico. Voy a copiarles los segmentos más interesantess del cuento y a crear un paralelo con una aventurilla fantasiosa mía. Vamos a ver cómo me va, espero que les guste...
El 28 de marzo los muchachos eran ya seis. Jugaron con el balón hasta el crepúsculo. Sus gritos hacían que se me erizaran los pelos, me ardían los lóbulos de las orejas, como si estuvieran en llamas... Creo que de aquella manera deben haber chillado los cerdos del Evangelio cuando fueron poseídos por los demonios. Pero el 29 apareció él. Lo juzgué unos años mayor que los demás. Usaba también sandalias, pero en vez de los pantalones de pana que los demás usaban, llevaba unos de vaquero estrechos, que se le ceñían a las piernas y una camisa a cuadros también algo pegada. (...) Desde el primer momento observé que él, Michal, gozaba entre sus compañeros de gran autoridad ya que era un muy buen jugador, un magnífico jugador de fútbol, siempre jugando a la ofensiva. (...) Siguiendo las varias fases del juego había aprendido a prever casi infaliblemente el momento en que sus gritos se harían más fuertes, y por sus piernas, adivinaba la intensidad de la pasión que aquellos muchachos universitarios ponían en el juego. Esas piernas malditamente robustas.
(Imaginaba yo estar mirando ese partido tras la cortina de mi apartamento, imaginaba yo estar mirando esos universitarios jugando fútbol con sus robustas piernas... Y al tipo nuevo con sus vaqueros estrechos y su camisa de cuadros. A Michal con ese paquete gigante que se le debe forrar con esos vaqueros. Todo altanero cuando llegó a dirigir todo el grupito de niños escandalosos. El jefe del equipo. Detrás de la cortina de mi apartamento quería ver más; quería ver el momento en el que Michal hiciera un gol y fuera a celebrar con los de su equipo y en medio de la celebración quería ver que sutilmente con su mano abrazara más de lo debido a uno de sus compañeros, pasara lentamente su mano por las nalgas robustas del otro, dejara un leve beso en la mejilla del otro... Quería también ver qué pasaba al final del partido: como todos se reunían a hablar mientras se cambiaban su ropa completamente sudada por la larga jornada de juego. Algo que siempre me ha gustado y que pone mis hormonas a volar, es ver un grupillo de tipos cambiándose y entre risas, vulgaridades y gritos algunos tocándose o simplemente viendo qué tienen sus compañeros ocultos bajo su ropa usual.)
Michal estaba muy cerca de mi ventana con las manos en los bolsillos, perfectamente indiferente, y aunque advirtió que estaba abierta la ventana, no se dignó mirar hacia aquella dirección. Buenos días Michal, le dije, Te llamas así, verdad? Esta vez se volvió a mirarme, aunque sin prisa y sin la menor sombra de interés. Tuve que sentarme en el antepecho de la ventana, pues aunque mantenía una calma perfecta y una tensión espiritual, era a costa de un desagradable temblor en las piernas. Parecía que mis rodillas estuviesen hechas de mantequilla.
(Ya había usmeado tanto a Michal que me lo conocía de memoría. Sabía a qué horas llegaba, sabía cómo se cambiaba para iniciar su juego, sabía ya que pantalonetas usaba y tenía ya varias favoritas con las que mejor se le veían las piernas, su delicioso trasero y su increíble paquete. Aunque no alcanzaba a ver en detalle la ropa interior que usaba, sabía cuál era la que más me gustaba porque dejaba ver claramente su verga gigante que escondía bajo sus pantalonetas. Sus movimientos dejaban ver qué tan rápido y tan ágil podía ser para todo. Quería ya su cuerpo lleno de sudor no en la cancha sino en mi cama, donde jugaríamos el mejor de los partidos... No aguanté más y quería encontrar alguna forma para hablarle, quería hacerle saber que yo era uno de los hinchas más especiales y que le podía tener un premio muy interesante...)
Tengo un favor que pedirte Michal, me parece que que tú eres el mayor de tus compañeros y por eso me dirijo a tí; a mí, naturalmente, tus partidos no me producen el menor fastidio, pero a mis vecinos sí, no podrían jugar un poco más lejos de aquí? Michal dijo, No, aquí es mejor. Comprendí inmediatamente que consideraba cerrada la discusión sobre ese punto, por lo que, de pronto, siguiendo mi plan, pasé a la ofensiva: Michal, te agradan los pájaros? Creí que iba a sorprenderlo, pero no fue así. No entiendo, dijo. Cómo que no entiedes? Simplemente te pregunto si te gustan los pájaros. Por qué debían de gustarme? dijo Michal. Lástima. Por qué? Porque pensaba que te gustarían. No, no me gustan, deberían gustarme? Dije lentamente, buscando no dejarlo ir: Has oído hablar alguna vez del ave del paraíso? Una ave bella y rarísima que vive en Nueva Guinea. Usted la ha visto? dijo Michal. Antes de que hubiese tenido tiempo de responder, los amigos aparecieron en el patio. En mis planes, había contado con esta posibilidad, y había previsto en consecuencia numerosas dificultades, pero ahora podría alegrarme de que se presentasen cuando aquel canalla había mordido ya el anzuelo.
(Cabe aquí decirles mis queridos lectores que muy vivo y cómico el Sr. Jerzy hacer tan ilustrativo símil del ave del paraíso para atraer a Michal a las tentanciones del voyeurista jajajaja; bueno sigo con mi cuento paralelo: Pues sí, cayó Michal con el cuento del ave del paraíso y me alegra tanto el que haya caído ya que sembré la curiosidad por tan querida ave. Me encantó cómo me respondió, todo alzadito, todo sin darme importancia, pero finalmente dejó ver también su interés. Ahora espero que siga intrigado y un día de ésos venga a preguntar a la maravillosa ave, venga a decirme que la quiera ver y conocer. Que venga, después de uno de sus partidos, bien cansado, bien sudado, bien ajetreado, para que el ave del paraíso esté muy dispuesta a conocerlo)
Días después me permití abrir nuevamente la ventana y echar una ojeada al bribonzuelo. Tenía los ojos fijos en mí. Le veía el rostro esclarecido; los ojos parecían más claros, límpidos y plenos de una luz cálida. No pude dejar de reconocer que en aquel instante era casi bello. Dónde está? me preguntó Michal. Indiqué con la mano hacia el interior del apartamento. En la otra habitación. Te la mostráría de buena gana, pero con certeza duerme. Antes de que lleguen ustedes cubro siempre la jaula con una tela negra para que duerma. Desgraciadamente se despierta con frecuencia. (...) Por la mañana duerme? No, le dije a Michal, Por la mañana hay silencio y es el momento en que se siente mejor. Si usted quiere, dijo Michal con voz indiferente y como si no se dirigiese a mí, podría venir mañana temprano.
(Llegó por la mañana casi medio día, vestido normalmente, con su morral universitario pero con todas las ganas de conocer el ave del paraíso. Yo completamente anonadado no sabía cómo iba a suceder todo. Abrí la puerta y en ese momento supe por lo que iba. Su risa pícara y su caminar lento con las manos en los bolsillos lo delataron completamente. No aguardó a que pasáramos del umbral de la puerta cuando me tenía agarrado por la espalda, con sus grandes brazos, y con sus ágiles y fuertes manos rápidamente buscó mi ave del paraiso. No resistí decirle que primero lo quería ver tal como simpre lo había visto y morboseado: con su "uniforme" de jugar fútbol. Se quitó los pantalones y encontré una de mis pantalonetas favoritas; sus piernas eran más grandes de lo que simpre había creido, su paquete también. Aunque no quería por completo desvestirlo, no aguanté quitarle todo para gozar por completo todo su ser. Piernas, culo, brazos, pecho, verga... Todo era tan delicioso como me lo imaginé y todo lo que había morboseado estaba únicamente para mí en mi cama. Sudó más de lo que siempre había visto que sudaba, se resbaló y me resbalé en su cuerpo mucho más fácil de lo que él y sus compañeros se resbalaban en el barro de la cancha en eso días lluviosos. Quedó más exhausto de los dos tiempos de un partido más penales. Al final siendo ya casi las cuatro de la tarde, creo que ambos quedamos contentos con los marcadores, fueron tantos goles y tantas las jugadas magistrales que ni final de mundial de fútbol. Me dejó en la cama, salió en pantaloneta porque ya iba a inciar el partido con sus compañeros; a ellos sólo les iba a decir que de ahora en adelante iba a entrenar siempre antes de empezar el partido y que no se les fuera a hacer extraño que llegara ya algo cansado y un poco sudado.)
Notas Al Pie
- Gracias a todos por sus comentarios. No saben cuánto me alegra que compartan conmigo lo que escribo en estos tiempos de "proceso".
- Gracias al Sr. Monchis, todos sus comentarios han sido muy interesantes. Casi todos son consejos únicos. Me alegra saber que te gusta lo que escribo y seguiré esforzándome en lo que escribo para contar con tus consejos y tus puntos de vista.
- Quiero confesar que este post está dedicado en parte al Sr. Milo Gasa. Creo que entre líneas dejo conocer alguito de las otras 50 cosas (un poco más picantes) para que me conozcan mejor. Ola, deja que llevo muy poco tiempo en la blogesfera... Necesito algo más de confianza para darle picante a esto!
- Gracias al Sr. Adrian por sus buenas recomendaciones. Voyeuristas como yo saben disfrutarlas.
- Y nuevamente gracias al Sr. Joker; me gustaría saber en qué cosas no coincidimos. Y pues ojalá un día de estos nos encontremos en Transmi carajo!
- Mis sinceras disculpas al Sr. Jerzy Andrzejewski ya que ultrajé su cuento y en algunas cosas lo modifiqué para que mis queridos colegas blogeros tuvieran una mejor perspectiva sin tener que transcribirlo completamente. La bibliografía: Cuentos Poloneses, Antología. Instituto Colombiano de Cultura, Ministerio de Educación Nacional. Bogotá, 1974.
4 comentarios:
Wao
El intento, ademas de creativo, respeta algo de lo que ya comienza a perfilarse como "tu estilo".
Me gusta que se conserva la seriedad del texto original, me hizo recordar el texto de "El Principe" de Maquiavelo comentado de forma anecdótica por Napoeón... se asemeja bastante en cuanto al criterio.
Por lo demás... me gustó, hay que reconocerlo, aunque la verdad sea dicha, cuando alguien no me para bolas "taluego"... solo me le arrodillo a Dios y a mi consorte de turno jajajajajaja.
Ya miraré tus 50 y seré mas explicito con las discordancias;)
Con algo de asombro encuentro esta dedicatoria, ¿me lo dedicas porque cuestioné la falta de ají en tu anterior lectura o por el simple hecho de dedicarme un cuento erótico?. En el primer caso, listo, retiro el cuestionamiento. En el segundo caso, y aunque soy un hombre casado, como decimos en Medellín... ¿cómo es que es la vuelta? jejejejeje.
Un abrazo, y múltiples agradecimientos por leerme tanto y más aún, por citarme textualmente para refrendar que lo has hecho. Espero no encuentres muy densos los post anteriores al último que leíste... cuando empecé me regaba en prosa.
Ah, y de cualquier manera, si me querés contactar, mi dirección de msn está debajo de mi nombre en el cbox.
Hola Tavo,
Blogguear es un viaje a nuestro interior, y a través de las historias que publicamos, -sean inspiradas en la realidad o ficticias-, nos vamos descubriendo a nosotros mismos.
Nos encontramos con lo que somos y lo que queremos ser.
El picante, y la fantasía es una parte importante de nuestra esencia y con el tiempo irás encontrando tu propio estilo, o como dice mi parcero Milo... "Tu propia voz"
Saludos,
Wow.... los buenos libros son una droga... tiendo a ser insaciable con ellos...
sigo en linea... (aunque el trabajo me llama a gritos)
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