sábado, marzo 20, 2010

La Última Cinta de Krapp

De Samuel Beckett
Diseñada, dirigida e interpretada por Robert Wilson


Si ayer estaba que salía corriendo del teatro, hoy casi no me puedo parar de la silla cuando acabó la obra. Terminé en un estado de perplejidad, impresión, devastación, nihilismo, emoción, angustia… Típico salpicón beckettsiano. Fue una mezcla perfecta de una escenografía viviente de mil luces matizantes, ruidos estridentes acompasados y una actuación melancólica pero completamente humana. Todo en conjunto creó una atmósfera de un significado particular para cada espectador y a la vez cada elemento individualizó un sentimiento contrastante.

Krapp materializó de la mano de Wilson esa vaga sensación de los años tardíos, que en medio de una soledad acompañada de mil mañas cotidianas muestra la cruda pero verdadera realidad del hombre: nacemos solos, morimos solo pero en el transcurso, hacemos parte. Los recuerdos, que para muchos como Krapp se convierten en una obsesión atesorable, son lo que finalmente queda. Y al volver sobre ellos, se despierta en su ser una gama de sentimientos encontrados llenos de remordimientos, de nostalgias, de pesadumbres, de anhelos, de felicidades, de supuestas alegrías…

En un encierro desesperante donde ignora un acontecer exterior, avanza y retrocede las cintas en las que con su voz dejó huellas de sus vivencias buscando posiblemente jugar con su tiempo. Se burla, ironiza, se lamenta, calla, se pierde en su voz que relata su vivir hace 30 años. Los espectadores mayores se ven ofuscados por la realidad que se encuentran de frente. Los de menos edad sienten que están atrasados porque no han logrado acumular tantas cintas como las de Krapp y dudan que logren atesorar tal número. El que buscaba divertirse con la obra, sale con la sensación de haber estado en una de las primeras películas de Buñuel: aburridas, monótonas, desesperante y hasta en blanco y negro. El que buscaba buen teatro, seguramente sale con una sonrisa irónicamente absurda sabiendo en su interior que ha logrado presenciar una de las mejores obras en su vida.

Mis cintas son éstas, que logro plasmar acá cuando los acontecimientos buscan quedarse en letras.

Imagen tomada de http://www.festivaldeteatro.com.co/Details/La-última-Cinta-de-Krapp.html?Itemid=

3 comentarios:

Potter dijo...

Sr. Puntila (ja! Lo de Puntila me sigue pareciendo perplejo, no salgo de mi asombro.. que tal descuido)

Puedo atesorar de este minúsculo compendio de sensaciones de sus impresiones individualizadas de este remolino desbocado que puede ser las abrumadoras estocadas de Beckett, atesoro su forma de estimar lo que a distintos individuos agrupados por el paso del temporal despiadado (o los carentes de él) logró de manera casi concreta. Atesoro su júbilo en silencio pegado a la silla, atesoro su olfato de sabueso para encontrar en nimiedades como las luces en un recinto cuadrado pueden llegar a embelesar (recuerda Ud. Al colombo italiano loco que nos descrestó hace un par de meses?con luces y con vento organeta), atesoro sus sonrisas al salir de la obra, pues creo que no tenemos nada más atesorable en la vida, como los recuerdos, pues son la vida guardada en trozos luminosos de alegría y tristeza depositados en las mentes taciturnas e ilusas.

Un beso y que tus cintas sigan quedando plasmadas con ese valioso objetivo trazado…

Lulu dijo...

Y, aún si te las quitaran, con el tiempo, verías que todas permanecen en tí y las puedes volver a ahacer cuando quieras, si así lo quieres...

Cintas... recuerdos... blancos y negros... somos taaaaan maniqueistas para clasificar los recuerdos que se nos convierten, con los años, en tusas de otroras mazorcas fértiles y regordetas. fotos blanco-y-negro de loq ue alguna vez fue a color.

Hermosos sus posts, Sr Puntila. Posts que me devuelven a lso recuerdos de una Caracas que una vez gozó de ser el hogar oficial del Festival Internacional de Teatro... más o menos por estas fechas. Más o menos de todas partes del mundo. Más o menos cuando el racionamiento no se nos había metido en el bolsillo. Ma´s o menos cuando aún éramos país y no pueblo. Más o menos cuando aún eramos felices y no lo sabíamos...

Le mando un abrazo enorme, gigante, como para acercarnos en la distancia.

alejandrojohn40 dijo...

My Lord:

Beckett, siempre me ha parecido un completo HP, por lo absolutamente cruel y realista, lo mete a uno en unos encontrones tremendos de personalidad que me inquietan y no me dejan dormir tranquilo por lo menos un mes, y pasados seis meses todavía me estremezco, como el cuento aquel: " - Padre, acúsame que soy pirómano (metiendole candela a ruedo de la sotana)..... - ¿Usté?, Usté lo que es un HP.....

Así siempre me saca Beckett de sus obras, no creo que cuando lleguen mis 70´s, el balance pueda ser tan caótico como el de Krapp, aunque muchas veces aún sabiendo que uno va por el mismo camino, no hacemos nada porque no lleguemos a ese mismo destino, con 70 años no se puede obtener la pensión de jubilación medianamente digna, solo habiendo atesorado bellos recuerdos, tenaz, tenaz, la vaina.......

Yo no se todavía diferenciar entre la realidad y el teatro y en lugar de haber salido de la obra con una leve sonrisita burda por haber visto lo mejor de Beckett, me la hubieran hecho tragar mas bien, para salir llorando y con el trauma, por lo que no ha llegado aun, completamente alborotado......