Voy al gimnasio todos los días buscando reconfortar mi cuerpo y mi espíritu de las largas jornadas laborales diarias; voy al gimnasio para evitar que mis pensamientos me embriaguen y que solo en mi casa muera consumido por ellos. Pero no niego que también voy porque fuera de que me gusta ver cómo mi cuerpo reacciona con ejercicios extenuantes, me gusta mucho más ver cómo reaccionan los cuerpos de aquellos que me acompañan todas las noches en esa masa de sudor y carne.
Mi rutina empieza en una caminadora que poco a poco se vuelve corredora. Está ubicada justo en frente de un gran ventanal y pareciera que tanto ella como yo estuviéramos viendo todas las noches ese cielo estrellado/nublado donde todas las rabias, dolores, angustias y pesares son recibidos para que al ser acumulados desaparezcan lentamente. Me conecto a mi Ipod y entre los acordes y cadencias de She Wants Revenge, The Knife, Erik Satie, Depeche Mode, Béla Bartók, The Cure, mis penas van liberándose y confundiéndose entre los deseos del gordito de al lado por llegar a ser tan flaco como el que está en la elíptica de en frente, entre la preocupación del Hulk vecino porque anoche no terminó de hacer toda su rutina y hoy ya ha debido perder más de 200 gramos de peso, entre el temor de la señora de edad del otro lado que hace muy poco le diagnosticaron una deficiencia cardiaca y le exigieron que por lo menos debía hacer dos horas diarias de ejercicio moderado…
30 minutos pasan y mis piernas piden algo de descanso, el sudor de mi frente también pide ser secado, mi garganta ansiosa pide solo un poco de agua. Dejo sola a la corredora que continuará esperando que vuelva a aparecer otro confidente con el que también pueda compartir sus pesares.
Bajo buscando tener tal conexión con las máquinas y las pesas para que permitan seguir liberándome y al mismo tiempo hagan que mis músculos crezcan para que mi apariencia externa sea una breve introducción a lo que internamente quiere darse a conocer (sin necesidad de que quiera darse a entender). Mis miradas ya no se centran en el cielo confesor; empiezan a perderse y distraerse en los cuerpos de todos los que están sobre esforzando cada una de las tuercas, cada uno de los cables, de las máquinas moldeadoras de cuerpos.
No puedo evitar dejar de ver cómo se escurre lentamente una gota de sudor desde la frente de él, que al estar concentrado en sus bíceps no siente cómo ésta sigue su lento trayecto por su enorme y venoso cuello y continúa bajando por sus muy gigantes pectorales bien bronceados hasta terminar absorbiéndose por esa camisa verde clara que le queda tan precisa y justa para que todo su delicioso torso pueda ser morboseado por alguien como yo. Me encanta ver cómo quedan sus brazos tan grandes y marcados cuando termina una serie levantando una de esas pesas tan grandes, que creo que en un día de estos van a hacer destrozar un brazo de alguien, haciendo volar huesos, sangre y tendones por todo el espacio del gimnasio. Me encanta verlo agachar cuando está haciendo sentadillas porque las líneas de su ropa interior se marcan sutilmente sobre su sudadera y su bien trabajado trasero muestra todo su esplendor. Me encanta verlo hablar con algunos de sus compañeros de rutina de cómo han crecido sus brazos, de cómo se han marcado sus abdominales, de qué deben seguir haciendo para sencillamente sentirse los dueños del mundo con sus cuerpos.
Curiosamente, una de aquellas noches de copas y de rumba, lo ví saltando de acá para allá con sus mismas camiseticas pegadas con las que únicamente quiere poner a volar el morbo de los muchos hombres que estaban al acecho esa noche. Yo no me acerqué, yo solo seguí mirándolo tal como lo hago en el gimnasio. Me reía simplemente.
No sé si el se dio cuenta que estuvimos en el mismo sitio el sábado pasado pero el siguiente lunes que lo ví, supe el por qué de sus grandes músculos: ser un motivo de provocación explícito para hombres.
Casualmente ese día salimos casi al mismo tiempo del gimnasio. Yo caminaba lentamente por la ciudad, que a esa hora de la noche no pretende ser agradable; los olores acumulados por la cantidad de basuras de conjuntos y restaurantes crean una imagen mental de la devastación que hacemos inconscientemente en el día… Yo sabía que el iba atrás mío hablando con unos de sus colegas. Apagué mi Ipod y deje que sus palabras llegaran a mí. Empezaron a entrar a mi cabeza frases machistas típicas “uy pero el culo de esa vieja está una delicia”, “va a ver que mañana se la presento”, “yo estoy que me la echo”. Yo sólo me reía. Luego de varias cuadras frías, oscuras y hasta interminables, oí que se despedía de su amigo y de pronto, me ví bajando por la misma calle con él. Mi timidez me invadió y fue necesario cambiarme de andén. Dejé que siguiera un poco adelante para poderle echar miraditas desde el otro andén. Pasos adelante y con mi mirada fijada en él, finalmente volteó a observarme y se percató de cómo mis ojos lo recorrían. Seguimos en el juego de miradas intensas hasta que tuve que voltear por la próxima esquina a mi casa. No fuimos sino capaces de quedarnos en miradas.
Días después y con nuevas miradas casuales en el gimnasio supe que de pronto podía llegar a un algo de lo que no estoy seguro qué puede llegar a ser. En este momento realmente creo que no quiero nada, pero si simplemente se dá por qué no lo aceptaría? Veo muy difícil llegar a dejar mi timidez de lado…
12 comentarios:
Me recuerdas mis épocas de gym... nada mejor que hablar con compañeros de rutina, o ayudarlos con las sentadillas... es muy bonito.
Ciertamente el disfrutar de las delicias de otros cuerpos visualmente es un lujito adicional del ir al gym.
Abrazos
(vaya comentario el de "el joker")WoW, siempre que me gusta un man y hace ese tipo de comentarios, simplemente me deja de llamar la atención, ahjjj, es que no me cabe en la cabeza andar alardeando de cosas que uno no es (ehmm...)
ahhh tambien recuerdo (como con mala cosa) que estuve en un gimnasio hace como unos 2 años, osea tenía como 16, y mira que había un mansito que siempre estaba pendiente de mí, no lo niego, estaba como lindo, una vez me corrigio por que según él, estaba haciendo mal los ejercicios (esa fué la primera vez que me hablo) la segunda, fué cuando me hizo señas con los ojos que le ayudara con las pesas (sabes que fué lo peor? que no lo entendí. jaja) dios! que tonto fuí, de todas maneras llegó otro man y le ayudo.
bueno, ahora que lo recuerdo bien, esa historia me hace poner algo nostalgico... es que el man estaba lindo, pero ahjj, si el man hizo eso conmigo, tambien lo pudo haber hecho con otras personas...
hey gracias por tu comentario! = )
Lo del gym, siempre bueno para esas miradas que lo dicen todo y no dicen nada y para recrearse en esos reflejos de musculos y esos sonidos que van siempre con las ochenta libras que se levantan. Y no seas timido, que de que te mira, te mira. Y recuerda de la mirada a la palabra solo hay un momento.
p.s. gracias por visitar. Skoooozle si es lo maximo.
Hola tavo,
Para mí el gym y el ejercicio ha sido una parte completamente fundamental en mi proceso de aceptación, salud, amigos y entorno social.
Yo puede que no tenga los pectorales perfectos y el abdomen de chocolatina de otros tiempos, sin embargo si le abono al ejercicio que me ha mantenido saludable y lleno de energía a pesar del paso de los años.
Y una ventaja adicional: a los que nos gusta hacer clases de aeróbicos, es una magnifica oportunidad de descargar toda la pluma que llevamos acumulada..:)
Saludos,
Gustavo, nunca he entrado a un gym y la verdad me ha costado entender la razón por la cual a muchos les encanta ir a formar su cuerpo, siempre he dicho que ya bastante me ponen a sudar todos los días en el trabajo como para salir de alli a pagar por que me pongan a sudar más...sin emabrgo, creo que tiene más que ver con el hecho de que prefiero los hombres mas o menos gorditos.
En lo que respecta a lo que cuentas, no dejes que tu timidez te prive de ello si es que en realidad lo quieres!
Saludos
El gym se ha convertido en un sitio de socialización, al punto de situaciones como la suya.
Ahora, hablando de su experiencia con el clon de Van Damme...... es increible como se topa uno en la vida con el macho macho que en realidad tiene el alma rosa.... y digo..... uno puede ser macho (de eso se trata, de dejar la maricada) pero con los pies fuera del closet.
Me gusto su relato, la historia tuvo un giro inesperado... interesante.
"Hola"...solo eso, es la llave de muchas puertas, que dicho sea de paso no tienes que abrir de un solo golpe...
Aunque el medico me dijo que la union corazón-pulmones no aguantaría el ejercicio físico, llevo 8 años en el gym y 40 kilos menos....
Y la relación más larga que he tenido en mi vida fue con un chico igual al que describes en el post...
mejor dicho,... quien tuviera 20 años de nuevo!
saludos desde mi lejana galaxia
el ipod podríamos compartir, pero al gimnasio no te acompaño.
me perderé con más tranquilidad por tu blog, pero no quería dejar pasar más tiempo sin agradecerte tus palabras.
saludos...
recien regreso a la blogosfera y visito a este tocayo y me consigo con un blog realmente sorprendete. Excelentes post y sobre todo me has recordado la necesidad que tengo de hacer ejercicio, de regalarme a mi cuerpo un buen rato de relax por todas las penurias que lo hago pasar y desarrollar un mejor cuerpo para vivir un tiempo más. Te seguiré visitando, sin duda alguna
¿Por qué será que yo me siento el único ser humano sobre la faz de la tierra que no es capaz de interactuar con nadie distinto al instructor en el gimnasio?, sé que no es timidez porque si alguien me da cuerda, le saco la vida entera sílaba a sílaba en cuestión de cinco minutos... pero no me gusta, no es mi plan... además, si me demoro horas haciendo una rutina sencilla y sin abdominales, no me alcanzo a imaginar qué pasaría si me diera la oportunidad de armar corrillo entre las pesas.
Y sobre tu hombre, si mira es porque le gusta que lo mires, o sea, que no hay que ser un genio para saber cuál será la conclusión de la historia... mucha suerte con eso.
es muy "chistoso" la manera de como esos pequeños detalles nos hacen salir de nuestra cotidianidad y porque no, de nuestros dilemas internos que cuando solo hay silencio en nuestras mentes viene y nos cachetea. se que tal vez esto no es directamente referente a este post pero a lo que voy es que esos momentos y ese juego de miradas con seres que nos intrigan en sus preferencias... hmm jeje. De vez en cuando es bueno sentirse que uno es el detonante de algo y de repente pasa de tener un papel secundario a un protagonista en una nueva historia. Gus he llegado a leer casi todo lo publicado y me parece muy chevere. chevere habernos conocido. :)
Publicar un comentario